La actividad económica profesional y/o empresarial está sujeta a múltiples condicionantes y circunstancias concurrentes que hacen del desarrollo de la propia actividad una carrera de obstáculos. Entre estas circunstancias se encuentra la sujeción de la misma a los impuestos y el pago de tributos.
El profesional y/o empresario con la presentación periódica de sus impuestos se pregunta qué pueden hacer para poder pagar menos impuestos y reducir la carga impositiva de su actividad, ante lo que conviene señalar que la evasión y la elusión no son las soluciones, ya que acudir a ellas, al margen de otros reproches, en su caso, de carácter moral y/o social, puede derivar en el pago de cuantiosas sumas en conceptos de multas y, en el peor de los casos, hasta la posibilidad de penas de prisión; esto no obstante, existe una herramienta totalmente legal y permitida que permite lograr ese objetivo: la planificación fiscal, en el entendido de que aunque de modo general se entiende que "no hay soluciones generales aplicables a todos los casos como una fórmula matemática", sí existen pautas a seguir para reducir el impacto de la carga fiscal.
Para ello hay que tener en cuenta, entre otros: (i) entender el negocio y conocer dónde operará la firma, (ii) cómo está organizado el negocio, (iii) qué grado de titularidad existe respecto de los activos, (iv) cuál es la estructura de los contratos, (v) qué criterios de depreciación de los bienes de capital se utiliza en la compañía, (vi) cómo se realiza la valuación de los stocks, (vii) cuál es la ubicación temporal de operaciones y (viii) cómo es la definición de ciclos comerciales a los fines fiscales.
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