Las Fusiones y Adquisiciones de Empresas (“M&A”, su acrónimo en inglés) suponen un aspecto de la estrategia corporativa de las empresas que se ocupa de la combinación y adquisición de otras empresas y activos. Son decisiones de inversión entendiéndose como tal, la asignación de recursos con la esperanza de obtener ingresos futuros que permitan recuperar los fondos invertidos y lograr un cierto beneficio.
Su utilidad puede venir determinada por muy diversas causas: (i) las ganancia de eficiencia a través de sinergias productivas asociadas a las economías de escala y alcance, (ii) la obtención de sinergias financieras, (iii) el incremento del poder de mercado, (iv) la existencia de oportunidades de inversión, (v) la realización de fusiones como respuesta a los cambios en el tamaño de los mercados, unidos al proceso de integración económica entre los países, (vi) motivación especulativa, (vii) cambios en la estructura de los gobiernos de las empresas, (viii) función disciplinar, (ix) para llevar a cabo procesos de reestructuración empresarial (así, en Europa muchos grupos han recurrido a las operaciones de fusión y absorción para reorientar sus negocios clave e intercambiar “cromos” en diversas actividades), (x) para llevar a cabo procesos de reestructuración internos con el objeto de eliminar ineficiencias (la desinversión o reutilización de sus activos puede ser una fuente de aumento de la productividad, especialmente en casos de quiebra).
En la medida en que los procesos de fusión suelen tener un impacto sobre el empleo y las condiciones laborales (en términos de despidos y reorganización de plantillas) deben de tener un tratamiento especial (ver producto EXPEDIENTES DE REGULACIÓN DE EMPLEO).